viernes, 15 de noviembre de 2013

OSTARA( Redacción 73)/ 4º Adelanto de mi Libro






La tarde tenía un tinte frío y cálido que se confundía en las sombras de los árboles que a instantes se agitaban en altas ráfagas de viento, al punto de tentarme para levantar mis manos y sentirla más cercas, pero en ese instante como si percibieran mi deseo, las ráfagas me fueron envolviendo agitando mis trenzas a los costados de mi rostro para luego juguetear con mis cabellos libres de color zafiro alzándolos por encima de mi sien mientras mi ropa  ondeaba desequilibrándome por un instante.  La sensación de sentir ondear  mi pelo me recordó estar nadando, a pesar de ser tan diferente, el agua los dejaba llevar tanto por los giros de mi cuerpo como las caprichosas corrientes internas que se mezclaban con el viento de la superficie, mientras ahora parada sola junto al castillo era solo un suspiro del cielo que me envolvía.

La esquina del sendero entre dos edificio por fuera del bosque estaba completamente desierta, poco a poco me iba familiarizando con los alrededores de este lugar totalmente  nuevo para mí, y entre más solitarios, más atrayentes me parecían.  

Poco a poco me fui adormeciendo, vi un ave adentrarse al bosque demoniaco, sus plumas azuladas dejaba cierta estela en el aire al perderse. Apoyé el peso de mi cuerpo contra la pared y me deslicé para sentarme lo más cómodamente posible, para tentarme a ir más allá, sabía conscientemente lo que estaba haciendo aún así cada vez resultaba diferente, desconcertante y atrayente. Era como estar hundiéndose en un líquido espeso que luego se revertía volviéndose  algo etéreo y en vez de hundirte te expulsaba hacia arriba, alzarse, hasta flotar tan ligeramente. Sabía que mi cuerpo adormecido seguía en el mismo lugar, en el rincón acurrucado contra la pared, mientras lo veía fuera de mí, flotando como una entidad casi fantasmagórica conectada a él. 

Lo  miré un instante más y a los alrededor, todo parecía estar tranquilo, luego giré la mirada al rumbo que quería emprender. Floté hacia arriba y adelante hacia el Bosque Demoniaco. 

La entrada a él estaba prohibida, a excepción de pequeños senderos al borde de él, y allí contemplé el por qué. Al principio los árboles eran pequeños, normales, pero pronto tuve que esforzarme en ascender a un límite irrisorio para estar sobre ellos, parecían haber dos copulas celestiales, una azul y otra verde intensa, tan alta como las nubes chocando contra un cielo eclipsado. La bóveda verde parecía no tener fin, temblaba de solo contemplarla, internarse en él era adentrase en un mar donde perderse en sus profundidades era inminente.

El traspaso de la bóveda arbórea  era como hundirse en nubes de tormentas, la brillante luz del sol era ocultada en una oscuridad que poco a poco tuve que adaptarme para seguir observando mientras seguía bajando, me había dejado caer a ese bosque, después de todo solo me había internado un par de kilómetros y estaba unida a mi cuerpo que reposaba en la orilla, sabía que podría regresar perfectamente así.

Por un instante imaginé que criatura formidable podría llegar a observar, o aún quizás si esta lograría percibirme, quizás debía tener cuidado, pero me era difícil retener ese consejo dada la emoción.  Fue entonces que llegué a unos metros antes de tocar el suelo como si realmente estuviera allí, cuando percibí un par de presencias un poco más grandes que yo.  Eran dos humanos.

Mi decepción era grande, percibía varios seres pequeños revoloteando, pero me había centrado en llegar a la presencia grande más cercana, debía suponer que podía haber seres autorizados merodeando tan cerca de los límites. Quizás si  me adentraba algo más, pero tuve curiosidad de por qué estaban allí.

-          ¿Estás seguro que tu brújula nos llevará pronto a la salida? – Hablaba un hombre algo fornido, pelo negro y corto con una finísima línea rapada desde el centro de la sien.
-          No deberías dudar, nunca ha fallado, en un par de kilómetros estaremos afuera a paso recto- Hablaba un hombre pelo cano y ropas de cuero castañas, tenían cinturones con armas, se notaban los mangos sobresalientes chocando contra su cuerpo.
-           
Pero eran unas polutas oscuras que brotaban de ellos lo que me llamó la atención, aún de ciertas cicatrices chocaban y les seguían o provenían de ellos.  En ese momento, me di cuenta que no solo era a mí a quien llamaba la atención, se iban aglomerando poco a poco varios espíritus, ahora me daba cuenta, los veía vagando siempre así que los percibía tan naturales como el paso del mismo viento entre los árboles, pero algo anormal pasaba porque de su estado pasivo casi de letargo se inclinaban de apoco, moviendo sus rostros, de claros y traslucidos se oscurecían y trastornaban movimientos, y cada vez llegaban más.

Empecé a retroceder algo desconcertada, los atravesaba, veía visiones zigzagueantes atormentada, calmarme, asimilar que estaba lejos de allí, volver, volver, volver, ¡Volver!...

Oscuridad, vacío, trastorno, esencia desbocada… lo que sea me tendía a afectar, quería irme tanto de allí como otra fuerza me atraía fuera de mi control como a los espíritus. Me concentré en retroceder, pero fue en ese instante cuando una voz detrás de mí me susurro algo en una extraña e lengua, me giré y vi unos ojos brillantes bajo una capa tan oscura y desproporcionada. 

Me intenté alejar de aquello torpemente, mi propio espíritu zigzagueaba como si fuera un cuerpo real moviéndose a trompicones. Volví la vista al escuchar unos gritos, también escuchaba unos gruñidos muy cerca de los mismos gritos. Quería huir, pero algo que atraía los espíritus también me impulsaba y se dirigía en la misma dirección de los sonidos, pasos, ramas quebradas, el peso de cuerpos moviéndose, luego atascado, forcejeando, chillando.  Entonces los vi, los hombres estaban atascados en una inmensa tela de araña, una criatura los acorralaba y les gruñía, pero pronto algo pareció espantarla y se escabulló por entre unos arbustos, por al otro extremo de allí se acercó el mismo ser con capucha que me había hablado en un idioma extraño a mis espaldas.

Con todas mis fuerzas me resistía a avanzar más, donde muchos fantasmas estaban amontonados moviéndose extrañamente casi en su mismo lugar y avanzando a palpitaciones. Entonces la criatura camino hacía ellos, y por primera vez me fijé en su extraña manera de caminar, las muchas patas, ocho supuse, le daban ese extraño compas. La criatura que avanzaba hasta los dos hombres atrapados en la tela de araña, volteo un instante al percatarse de mi presencia y rápidamente cambio de rumbo y se dirigió hacia mí, al estar justo frente se inclinaba a ratos violentos, como molesta, como si fuera capaz de empujarme y así era, poco a poco estaba mi espíritu retrocediendo, a un punto tan lejos que ya no se veían fantasmas trastornados avanzar y de un momento a otro, sentí que algo me soltaba y era empujada velozmente contra mi  cuerpo.


Desperté bruscamente mientras alguien me agitaba entre sus brazos, era Meiko que me miraba con preocupación y no su usual sonrisa jovial e infantil, tenía algo tan diferente por un instante. Pero mi cuerpo temblaba, nauseas por la rápida vuelta, desconcierto, creo que Meiko lo percibió y se volcó en un abrazó tratando de tranquilizarme.

-Temblabas… te movías extraño. ¿Estabas teniendo una pesadilla?… -  Sus palabras brotaban una tras otras tratando de consolarme. Pero su cálido y delgado cuerpo  no debía calmarme, no estaba teniendo una pesadilla, eso era real y estaba muy cerca de allí, si quisiera llegar hasta nosotras pronto llegaría. Moví mis piernas, agradecía su abrazo, pero debía encontrar ayuda, contarle a alguien para hacer algo.

- ¿Quién de rango superior está más cerca?, ¿Quiénes están cerca de aquí?, este lugar es peligroso, debemos movernos… ¡Ya! – Ella me miraba, forcejeaba para pararme mientras hablaba, pero no parecía procesar lo que estaba diciendo, como si estuviese delirando o algo así. Pero si no nos movíamos,  si caía en una tela de araña. Entonces la vi, en el ángulo del brillo del sol a esta hora las hacia resplandecer. El bosque estaba lleno de finas telas de arañas que se conectaban entre si y se perdían en lo profundo del bosque.

Me paré decidida, - ¿Quién está más cerca?, Debemos irnos de aquí –
-          La casona de músicos es la más cercana, Erick de nivel tres está allí, es el de grado más alto que está cerca.  Pero ahora deben estar en pleno concierto.
-           
Si estaban en pleno concierto dudaba que pudiera servirme de ayuda, dudé. Pero no, si eran los que estaban más cercas, con mayor razón debía ir hacia allá, debía advertirles, de alguna manera debía lograr que me escucharan. A pesar de su antipatía, alguna vez me había dirigido la palabra, aunque estaba aún lo del raro incidente con su música que escuché sin querer, nuevamente iría a interrumpirlo, pero ¿Qué más podía hacer?

-          Llévame- Esta vez ella no pareció dudar o quizás pensó que era en vano llevarme la contra por ahora. A pesar de lo pequeña y frágil que se veía corría muy rápido, llegamos en un instante a un edificio que se fusionaba con la naturaleza, pero no me detuve a ver lo extraño que era, entré de una vez.

Nuevamente me perdí de la luz a la oscuridad y… música. Penetraba por los poros de forma embriagante. Música de inducción, debía resistirme, pero a cada paso mis sentidos se llenaban de una extraordinaria sensación de percibir una criatura negra y elegante rozando aromáticos árboles que lo instaban a  pronto a desplegar sus alas, instarlo a volar. El sonido provenía de un solo de violín exquisito, pero su efecto no era tan fuerte como el de la música de Erick, aún podía percibir mi alrededor mientras mi cuerpo a trompicones se esforzaba por seguir avanzando. Al parecer estaba por terminar la pieza, habían pequeños rumores, diálogos al pasar.

-          Dicen que realmente hay alguien con nivel de maestría en inducción aqui, llegó de una misión hace poco-
-          ¿Crees que toqué ahora?-
-          Quizás, quizás hasta podríamos pedirlo, ¿has escuchado la petición de los instrumentos?-
-          Creo, si, ¿Quién no?, pero nunca he estado en una, ¿crees que se nos unan?-
-          Yo escuché que varios querían intentarlo, ¿y si toca?, había escuchado que solo tocan para misiones, pero en raras ocasiones lo  hacen en conciertos, ¿Qué se sentirá?-

Los diálogos seguían parecidos mientras avanzaba, nisiquiera estaba segura si Meiko me seguía, una vez que llegamos al edificio la había adelantado para entrar primero y suponía que Erick debía estar cerca del escenario, de donde provenía el sonido del violín que ya había parado, pero lo extraño, es que con eso casi de inmediato sentí una sensación de nerviosismo mayor en la sala. Poco a poco empecé a escuchar como brotaban el sonido de distintos instrumentos desde diferentes lugares, al principio tímidos, luego con ritmos simples que se sincronizaban como un bombeo de muchos instrumentos alentando algo.

¿Pero como realmente no lograban percibir nada de lo que sucedía afuera?. Entonces los instrumentos pararon, logré escuchar unos pasos, estaba delante del escenario y Erick avanzaba, no, no debía comenzar a tocar.  Pero eso era lo que estaban haciendo los instrumentos, suplicando para que se manifestara su música.

Fue entonces cuando comenzó la tonada de penetrantes notas...

De repente todo parecía cubierto por una espesa niebla, el suelo se había vuelto blando y frío, los pies se hundían en él. Pisaba nieve, sentía  el dolor de rasmilladuras por dentro de los espesos guantes, y el vaho de mi aliento se fusionaba con el espeso vaho del mismo bosque que me rodeaba.  Dar cada paso por el inclinado suelo hacia arriba parecía ser un desgarrador esfuerzo, pero aún así seguía. Un rastrojo de mi consciencia sabía que era una Inducción Inconsciente y me resistía, sentía aún la adrenalina del estado de alerta, pero  también estaba completamente allí.  Y cuando creía que mis rodillas no resistirían más, se doblaban inevitablemente en aquella nieve, donde hincaba una al suelo para lograr sostenerme y miré hacia el horizonte para observar como asombrosamente la niebla se partía fusionándose con las nubes que avanzaba en un suelo etéreo por los cielos, un cielo a la altura de mis propios pies.  Estaba en la cima. El paisaje era sobrecogedor, mi propio aliento era uno con las nubes que lograba tocar al alzar las manos, filamentos caprichosos en movimiento y abajo se lograba ver algo, algo que hacía estremecer de tal forma mi corazón, pero la emoción era tan tajante y aguda como el azote que empujaba a volver a la habitación oscura donde la ultima intensa nota aún creaba un eco estremecedor en el aire.  La interpretación había terminado, tan vivida, que tiritaba de frío aún y trataba inútilmente de volver aquel horizonte que apenas había rozado la sensación de ver, algo más encerraban esas imágenes.  Entonces recordé de golpe que debía hablarle a Erick. Avancé al escenario, un pequeño círculo apenas unos centímetros más alto del suelo. Me dio la impresión que Erick me miraba sin estar sorprendido por mi presencia, pero al ver que alzaba mi mano para tocarlo intentó retroceder, luego se quedo tan quieto como un instrumento que ocultaba entre su larga capa.

-          ¡Debemos evacuar a todos aquí, hay algo, algo realmente peligroso fuera del bosque… debemos ayudar!…- Las palabras se agolpaban, pero no alcancé a decir más, el dolor en mi cara y la fuerza del impacto me hizo retroceder.  Aunque alguien había impedido que cayera.

Una chica rubia de cabellos cortos me había golpeado, parecía estar fuera de sí.

-          ¡¿Te atreves a tocar a… a…?! Y además tocar el círculo de inspiración, no tienes derecho, ¿Quién te dejó entrar?, ¿Qué pretendes diciendo todas esas idioteces?-

Fue entonces que sentí que quien me había sostenido me ayudaba a incorporarme. Me giré para mirar a la chica de largos cabellos negros y ojos violetas, aún me sostenía con una de sus manos en mi hombro y miraba fieramente a quien hablaba...

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