JOSHUA
SIRENA DE LOS RÍOS (I Parte)
Redacción 82
El bosque crujía con sus ramas
retorcidas bajo mis pies, era un sector no apto para los aprendices de
escuadrón, aún hasta para mí Joshua un joven líder, era algo restringido. Pero
mientras sintiera cercano el murmullo del río me sentía seguro. Además había
llegado muy lejos rastreando sus
huellas, Kendel un solitario explorador veterano que nunca se acercaba a la
aldea o el Castillo del Río.
Avanzar a tales horas de la
madrugada se hacía difícil, la luz del sol aún era solo una premonición más que
una certeza para ver aún sus primeros rayos, estaba en penumbra.
Él apenas dejaba rastro a su paso como si la
brisa se volviera en capricho una bestia salvaje apenas pisando a través del
bosque.
Retrocedí al punto que había
perdido sus huellas nuevamente
-
Shh-
Demonios, luego de susurrarle al arrullo de las aguas que me seguía
mordí suavemente mi dedo en un gesto involuntario para concentrarme en mis
pensamientos.
-
Esta vez realmente quería
lograrlo, si alguien sabía algo al respecto, él era. Sin contar claro, al gran sabio que aunque consiguiera que
respondiera solo lo haría con preguntas y símbolos complejos.
Observé con cuidado y tente más
por instinto hacia una dirección. Los árboles bajaban en gruesos troncos
retorcidos, fue allí cuando sentí el zumbido activarse. Solo una fracción de
segundo para pensar y actuar. Por la procedencia y ángulo del sonido las
flechas venían de atrás, lo estrecho del camino no daba opción hacia los
costados. Corrí los apenas dos pasos que
me era posible para tomar impulso y lanzarme a rodar por debajo de los árboles
frente a mí. Por los intervalos rápidos
y fusionados de los zumbidos era una trampa de activación de unas diez flechas
con suficiente angulacion para alcanzarme aún debajo de algún tronco por lo
cual detenerme bajo uno no era una opción.
Siempre había sido muy cuidadoso,
me resultaba imposible que hubiera activado
una trampa, a excepción de alguna activada por vibración al pasar por un árbol. Apenas se hablaba de
ellas, estaban totalmente prohibidas usarlas y más a tal cercanía del Castillo,
un aprendiz sería atravesado fácilmente por varias flechas, cabeza, tronco y
alguna extremidad. Con la velocidad de estas, un hueso o dos no serían
obstáculos para atravesar. Demonios, seguí rodando, uno, dos segundo, había
escuchado como dos, cinco, seis flechas ya se clavaban detrás, estaba perdiendo
velocidad. Usaría mis últimas fuerzas para impulsar mi parte frontal lo más
lejos posible, protegiendo al tiempo mi cabeza con mis brazos que llevaban los
protectores reforzados desde la muñeca al codo, aunque para ello mi pierna
izquierda quedaría desprotegida. Haciendo la maniobra. Zumbido ocho, nueve…
Un zumbido diferente se deslizó
más suave aún que la activación de la trampa, cuando pasó feroz sobre mí
cortando la flecha que reclamaba en un crujido que me conmocionaba los sentidos
al sentir las astillas saltar en el aire
tan cerca de mí, estaba solo, nadie podría haber venido hacer alguna maniobra,
tampoco a prepararme a recibir un impacto que chocó a centímetros de mí desviándose.
Cuando abrí los ojos y bajé
lentamente los brazos observé a mi alrededor, no había ningún tronco sobre mí
que hubiera podido minimizar el daño, detrás de mi habían siete flechas clavada
en la tierra, más dos en los troncos por donde había pasando rodando bajo
ellos. Me incorporé arrodillado, observé extremadamente alerta, habían rastros
de astillas de una flecha rota tal como pensaba, pero espera, no estaba el objeto
que pudo haberla roto ¿y cómo?¿quién?.
Seguí mirando 90º, 100º, ¡Otro rastro de flecha quebrada!, ¿Habían sido
11 flechas?, mis movimientos habrían fluido mal, ¿A qué distancia estaría la
una de la otra?¿dónde me hubiera alcanzado?, 120º, una sombra con un objeto en
la mano. ¿Cuándo había comenzado a amanecer?.
-
¡¿Tú?! -
No sabía si estaba sorprendido, enojado por alguna razón, indignado.
Entonces algo en lo más instintivo de mí ser llamó poderosamente la atención y
giré mi vista en dirección contraria en la que miraba para mirar en dirección al
río.
-
Los rayos del sol alumbraban en
haces con un innatural brillo a aquella dirección, fui consciente de cuan
acelerado estaba mi corazón en toda aquella situación, en aquel preciso
instante donde vislumbré una fémina detrás de un retorcido árbol, junto al río
con los cabellos resplandecientes al viento escondida con larga cabellera no
lograba ver su rostro, pero si el rubor bermellón de sus labios…
CUANDO ARMES TU LIBRO, VOY A TENER QUE LEERLO EN ORDEN PARA TENER UNA VISION COMPLETA DEL MUNDO QUE HAS CREADO...
ResponderEliminarARTHUR_EL_GRIS
RAICES_EN_EL_ALMA
Si también querré leerlo más de una vez, a veces las acciones de un solo personajes, a veces paralelo, a veces entrelazado…
ResponderEliminarPor ello a veces es difícil dejarles adelanto, cuando se desea seguir la línea temporal… Saborear los detalles que se dejan sentir…