SEMILLAS al VIENTOxPLANTAyFLORESxESPÍRITUSINQUIETOS
“Deseaba respirar el aire de mi santuario, salí con dos
mitades de manzanas con su centro de estrella en la mano y extrañada vi como
caían unas semillas revoloteando delante de mí, me recordaba las semillas de
alas de helicóptero, pero era imposible, allí no habían, y aun así cuando lo
pensé fue cuando cayeron unas en mi cabeza. Vi mi manzana si había caído algo
en ella, pero nada, pero si en el suelo, eran efectivamente semillas de helicóptero
las que habían descendido desde un ángulo casi recto. Había percibido un viento
extraño, sin embargo por la forma en que llegaron me parecía inusual lo
sucedido. Me refugié en una silla debajo
del parrón, aquel lugar me recordaba mis ancestros, en sus cuatro esquinas los
troncos eran de distintas parras que
arriba se entrelazaban creando un techo
de hojas ahora de colores tan diversos con la llegada del otoño, y aún uno que
otro racimo que permanecía. Cada tronco tenía su historia, provenía de algún
ancestro, alguno en su tiempo proveniente de algún gran viñedo, otro con el
cariño de una gran matriarca, allí se entretejían dando racimos de todos
colores, negros, rojos, translucidos, con sus matices y sabores únicos.
Miraba por si acaso veía aquellas ráfagas nuevamente, ¿Quienes
podrían haber tirado juguetonamente aquellas semillas?, ¿realmente habría sido
solo el viento o algunos pájaros?. Mientras me comía la manzana muy cerca de mí
las largas flores de las boinas vascas con sus tonos amarillos brillantes se
posaban al lado, veía como una abeja se revolcaba en ese colchón de paraíso para ella.
Aquel refugio era adorado por criaturas, mi gata le fascinaba subir por los
diferentes tallos del parrón, era como un spa ágil para sus uñas
inquietas.
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