domingo, 30 de enero de 2011

COLLAR DE CASCABELES...



Los panderos sutilmente aplastados en sus rítmicos centros asemejan las siluetas de collares acascabelados, sin ofender la locura de su imitación en tonos simples de tocar, burda a veces la falsedad eclesiástica de oscuras miradas lejos de su honor atardecido, honrado en el baile como geliana de rojo junto al mar, bordeando la espuma en los movimientos de sus faldas en olas estallando en la arena.
La música de los collares de cascabeles endiosada y perdida en su honor, tan simple y sublime, se mece única en el cuello dichoso y delicado…

jueves, 27 de enero de 2011

VIAJES...


Bellos fenómenos se forman en criaturas orgánicas asombrosas, paisajes, grandes entidades vivientes, el 23 de enero, hace unos dias, en Constitución se vio un supuesto meteorito caer alrededor de las 2.30 y 3.30 cayendo quizás en el mar u el río que desemboca en el.  Se dice que no es la primera vez de aquello, entre los lugareños, hace treinta años se vio anteriormente.
Dejó una imagen del lugar mencionado. Han sido días donde diría que he recorrido como 1000 kilómetros al menos, adoro conocer bellezas mágicas, vibran los pulmones y plumas carraspean como dejando estelas en el agua.

lunes, 17 de enero de 2011

FRAGMENTO DEL ALMA I (LETRAS DE MÚSICA A CURIOSEAR EN VIAJE...)



Entre mezcladas demencias, masterizadas de ritmos perfumados de pulmones macerados en alimento de voces, prismas de oxigeno al viento, tonos acústicos adaptables al milagro de lo nuevo, abrazo de sonidos inquietos y con tildes de secretos empotrados.

Silbidos carraspeados en tarareos de cálidos silencios aislados del ambiente el milagro de oír tu voz en ecos cincelados. 

A tus besos al oído de la distancia, acurrucando regalos de canciones, alimento de creaciones a tu reflejo, amor a curiosidad sonora. Ímpetu corrompiendo la corruptiva deslealtad del deseo, libertad lasciva, ampliando el alma.

jueves, 13 de enero de 2011

LATIDOS



LATIDOS

Latía, con un latir más allá de los sentidos,
Del ambiente, más allá de la carne que vibraba,
Con el viento que aullaban en latidos,
Con el milagro de la velocidad engarzados a él,
Enfermizo… ¡Desesperantes latidos!
Latía con el tiempo estocando a mi espalda,
Con el bambolear de mi espíritu,
Halito quejumbroso y excitado escapando de mí,
Mi alma escapando en latidos, 
Escabulléndose, danza de tambores desenfrenados.
Latía, perdiendo la consciencia,
Vació e infinito, todo renacía y se ahogaba,
Aniquilación y resplandor en un instante
Fusionados en desgarro en la mutilación del corazón,
Liquido, flamas jugando, contrayendo y expandiéndose
Unas venas desquiciadas en… ¡Latidos!

martes, 11 de enero de 2011

(Fragmentos de una Historia Premonitoria)



Carcomía el trastabilleo del reflejo de la Luna casi a las doce, en las pupilas dilatadas, lago en la oscuridad que ondeaba al dar de beber a alguna criatura mística en sus aguas mas, su alma era  la bestia que ellos alimentaban. Sus ojos, sus ojos miraban en la oscuridad húmeda, retorcida y enceguecida de garras afanosas con arañar su piel, con pequeños quejidos de crujidos de ramitas, escasos crujidos pensando en lo silencioso que él se movía. Pero él no estaba solo.
Quieto, muy quieto, observó en un filo tenso, bebiendo de sus sentidos todo lo que le rodeaba. Observó el bosque, de la única manera que se debía observar el bosque, oliéndolo, paladeando el sabor de la brisa, escuchando hasta el ondular que choca con sus huesos, con la sensación áspera del nogal entre sus manos y lo que este le susurraba, sintiendo el suave pasto en sus pantorrillas, en la planta de sus pies, mirando cada pequeña sombra y reflejo, matiz y forcejeo de hojas a medio caer, así, observar con todos los sentidos al mismo tiempo. Observar el bosque con su quejido de Muertos en el torrente del agua, el alarido de canes y enamorados en el viento, de asesinos y suicidas y plegarias. Su bosque, donde ahora, un intruso lo acechaba a él, La gran bestia del Bosque Rojo.
Sintió como le olía, ambos se acervaban con cautela en un intento de rodeo mutuo e inútil. Por un instante sus miradas se cruzaron y el brillo formo un lazo de acero que los paralizó, se analizaban mutuamente sus siluetas, estando a menos de tres metros de distancia, siluetas hechizadas la una de la otra.
Su energía bullía casi con el resplandor hipnotizante del fuego, grácil y de un ondular chocante se rebeló a una fémina frente a él. Y de un instante a otro, más rápido que el parpadeo de perplejidad por tal descubrimiento, ella gira y corre en dirección contraria. Casi por reflejo, instinto del cazador que se activa en un destajo, la siguió a paso firme y rápido, aprovechando el movimiento innato de su cuerpo por el espacio entre la conocida vegetación, llegando a  una  pequeña pendiente antes de una roca que le sirve de soporte e impulsa sus pies a elevarse por el suelo, en un gran salto. Su cuerpo se arquea en el aire. Abre sus manos como garras, pero su presa se mueve al limite innatural hacia el borde del acantilado, él estira aún más su brazo y alcanza aferrarse a su ropa que se rasga. Ambos se resisten a abandonar sus objetivos y perdiendo el equilibrio, caen.
La pared del agua fría los recibe con su confusión penetrante. Descontrol, asfixia, desconcierto, impotencia, desesperación están lejos de ser rival al instinto del movimiento que tras bocanadas de agua, asciende a ser bocanadas de aire.
Sus cuerpos se empujaban, forcejeando, roces a violentos contactos que los hundía a ratos, a ratos la corriente era más fuerte. Él se aferró a ella dejándose arrastrar, era su bosque y él lo conocía y este le respetaba.
El río bullía en un grito sordo, como una lengua desenrollándose, los depositó en un eco sordo a un manto de agua aún mayor, en su desembocar de un gran lago que parecía inmenso como el mar mas, era el corazón liquido del gran bosque, que le rodeaba y era uno con él.
Los cuerpos entrelazados por una única presión, eran signos de alarma. La que acechaba antes parecía no tener ningún signo vital. La entrelazó contra él con fuerza,  mientras se aproximaba a la orilla algo más calmada junto al remolido de velocidades acuosas.
La subió a una gran roca plana que dejó  sus piernas y brazos aún en el agua. Él la observó por primera vez bajo la luz de la luna que le ganaba a las nubes que la tapaban intermitentemente.
Era solo una joven, vestía un camisón de algodón, sus pechos se translucían sobre la empapadas telas frías. Parecía un ángel frágil y pálido, quizás tan indefenso y de una belleza peligrosa, cuan diferente a ese ser que acechaba al comienzo, con esa energía palpitante que envolvía todo su bosque.
Se acercó a ella, delineando su muñeca casi al roce, tentado a correr sus cabellos para apartarlos de su rostro semi cubierto por ellos. Toda esas sensaciones rápidas, penetrantes como luminosas cuan rayos traspasando el alma, porque era el instante que observaba antes de su pretensión de tomarla entre sus brazos y hacer todo lo posible por revivirla, para que botara el agua de sus pulmones y escucharla respirar con normalidad.
 Se acercó el mismo a su rostro, sus labios se acercaron a los de ellas al querer contemplar al detalle su rostro. Se acercó y se sintió tentado a sentir sus labios contra los de ellas, beber las gotas sobre ellos, abrirlos con su propia lengua y hundirse en ellos para seguir bebiendo con desesperación, tal tentación,  boca a boca presionándola con tanta presión como si lo que de ellos emanara,  fuera el oxigeno y él estuviera a punto de morir ahogado en las profundidades de extrañas aguas.
Se acercó aún más, sintiendo el aire de su propia respiración rebotar en su cara, pero sin tocarla.
Se acercó con una leve inclinación de su peso sobre ella, pero repentinamente esta abrió los ojos de par en par con el brillo rojo e intensamente expresivo en un grito indescifrable y Rojo, sus ojos….

Sus Ojos, sus ojos… La Palpitante sensación de esos ojos La hicieron despertar con una gran inhalación de aire hacia sus pulmones. Soñaba el mismo sueño todos los días, con pequeñas diferencias. Una vez sus ojos veían como aves de presas, acercando la visión de los extremos del lado, las diferentes orillas como si estuvieran tan cerca como la más cercana, y en ella otras siete damas cuan apariciones fantasmales se encontraban paradas, casi suspendidas en orillas contrarias y todas abrían sus rojos ojos al mismo tiempo llevándola tan violentamente a despertar tal cual te sorprende una violenta cachetada en el rostro sin esperarla.  En otra ocasión el agua al salir se volvía espesa, olía, sabía a sangre, y la dama con los ojos cerrados le susurraba frases inteligibles, aunque sin aparentes signos vitales, como…

(Fragmentos de una Historia Premonitoria)

lunes, 3 de enero de 2011

DEJAR IR PARA RECIBIR LUEGO UN NUEVO AÑO... Y VIBRAR AL VIVIR!!!!!



Siluetas de dracos marcadores deben estar jugueteado por allí a quienes se les regalo ^^… Me gustaría repetir la experiencia, aunque sin adelantar nada especifico... Cualquier cosa avisaría por aquí….
Dejando atrás el año 2010, publicando prácticamente en luna Nueva, a ver que espera lo desconocido, para mi fue un divertido traspaso de ver luces cerca de fuegos fatuos, Fuegos Artificiales desde los ángeles del Cementerio….

¡Sayonara año 2010!… ¿Qué sorpresa nos depara el presente?...